Tengo 4 hermanos y hermanas. Me crié con 1 sola, Omayra (la mayor). Siempre eramos ella y yo, solo nosotros, "la parejita". Siempre quise estar cerca de ella, conocer a todos sus amigos, aún con todas nuestras diferencias y peleas, nos queremos mucho.
Años después mi padre saca de la NADA que tenemos 2 hermanos más: Enmanuel y Bernardo. Nuestro todo y toda la realidad que conocíamos se desmoronaba ante nuestros ojos de púber. No eramos solo ella y yo, eramos ella, él, él y yo. Tratamos de aceptar el cambio, salimos algunas veces a comer o cenar, pero nunca fue tan agradable como pasear a un perro.
Después sabemos por nuestro vocero "oficial" (mi padre), que tenemos otra hermana: Pamela. Ahora eramos ella, él, él y yo + ella. Ese día con el aire tan pesado como un saco de papas, mi padre se fue de la casa, salió con las manos vacías porque todo se lo había llevado. Esos días estuvieron empapados de insomnio, terapias, llanto y mucho miedo. Esos días gracias a Dios, pasaron. Mi hermana se casó, yo me gradué, ellos crecieron y nuestras vidas cambiaron.
Hoy celebramos los 9 años de Pamela, todos nos reunimos para celebrar y compartir, los 5. Y por primera vez, los sentí como mis hermanos, parte de mí. Ellos nunca vivieron con mi padre y me refiero a los del medio (Enmanuel y Bernardo). Me puse 1 segundo en sus zapatos y eso me bastó para tenerles cariño, cariño que quizás les faltó cuando crecieron, cariño que me hizo falta aún teniendo a mi padre durmiendo en mi casa por muchos años. Podré tener necesidad de muchas cosas, aún de afecto, pero ellos lo necesitan más que yo, aún mi hermana mayor y la menor por igual. Este cumpleaños nos reunió más allá de lo que podíamos ver, nos transmutó. A Los 9 años de Pamela, me doy cuenta que somos 5 hermanos y una sola sangre.
06nov'05
